Rueda Catalina

Doña Catalina
tenía un pelo de oro
entre su cabellera
de sombra.

(¿A quién espero,
Dios mío,
a quién espero?)

Doña Catalina
camina despacio
poniendo estrellitas
verdes en la noche.

(Ni aquí
ni allí
sino aquí.)

Doña Catalina
se muere y le nace
una granadeta de luz
en la frente.

¡Chissssssssssssssssss!

Cohetes

Seis lanzas de fuego
suben.

(La noche es una guitarra.)

Seis sierpes enfurecidas.

(Por el cielo vendrá San Jorge.)

Seis sopletes de oro y viento.

(¿Se agrandará la ampolla

Jardín Chino

En bosquecillos
de grana y magnesio
saltan las princesitas.
Chispas.

Hay una lluvia de naranjas
sobre el zig-zag de los cerezos
y entre comas vuelan azules
dragoncillos amaestrados.

Niña mía, este jardincillo
es para verlo en los espejitos
de tus uñas.
Para verlo en el biombo
de tus dientes.
Y ser como un ratoncito.

Girasol

Si yo amara a un cíclope
suspiraría
bajo esta mirada
sin parpados.
¡Oh girasol de fuego!
El gentío lo mira
sin estremecimiento.
¡Ojo de la providencia
ante una muchedumbre
de Abeles!

¡Girasol girasol!
¡Ojo salvaje y puro
sin la ironía del guiñó!
¡Girasol girasol!
¡Estigma ardiente sobre
los gentíos de feria!

Capricho

¡Tris!…
¿Has cerrado
los ojos?
¡Triis!…
¿Más aún? Será una
muchacha de brisa.
Yo soy un hombre.
¡Tras!…
Ya te vas, amor mío,
¿y tus ojos?
¡Traaas!…
Si los cierras, yo tengo dos plumas.
¿Lo oyes? Dos plumas que miran
de mi pavo real.
¡Tris!…
¿Me has oído?

Juego de Lunas

La luna está redonda.
Alrededor, una noria
de espejos.
Alrededor, una rueda
de agua.
La luna se ha hecho láminas
como un pan de oro blanco.
La luna
se ha deshojado
en lunas.
Bandadas de fuentes
vuelan por el aire.
En cada fuente yace
una luna difunta.
La luna
se hace un bastón de luz
en el torrente claro.
La luna,
como una gran vidriera
rota, cae sobre el mar.
La luna
se va por un biombo
infinito.
¿Y la Luna? ¿Y la Luna?

(Arriba,
no queda más que un aro

Soneto

Fresca, lozana, pura y olorosa,
gala y adorno del pensil florido,
gallarda puesta sobre el ramo erguido,
fragancia esparce la naciente rosa;

mas si el ardiente sol lumbre enojosa
vibra del can en llamas encendido,
el dulce aroma y el color perdido,
sus hojas lleva el aura presurosa.

Así brilló un momento mi ventura
en alas del amor, y hermosa nube
fingí tal vez de gloria y de alegría;

mas, ¡ay!, que el bien trocóse en amargura,
y deshojada por los aires sube
la dulce flor de la esperanza mía.

A la Fortuna

Yo vi del roxo sol la luz serena
turbarse, i que en un punto desparece
su alegre faz, i en torno se oscurece
el cielo, con tiniebla de orror llena.

El Austro proceloso airado suena,
crece su furia, i la tormenta crece,
i en los ombros de Atlante se estremece
el alto Olimpo, i con espanto truena;

Mas luego vi romperse el negro velo
deshecho en agua, i a su luz primera
restituirse alegre el claro día,

I de nueuo esplendor ornado el cielo
miré, i dixe: ¿Quién sabe si le espera
igual mudança a la fortuna mía?

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