De un Poema
Hay un papel entre mis versos, mudo
complice del recuerdo que me exalta;
lo abro temblando, a la memoria ayudo,
y en el silencio de mi hogar desnudo
me pongo a meditar sobre tu falta.
Mi espíritu despierto emprende el viaje,
y libre del afán que lo consume,
vuela al pasado para ver tu traje,
besar su falda de crujiente encaje
y embriagarse otra vez con su perfume.
El labio tiembla entonces y te nombra,
y vuelvo a verme en la risueña estancia;
las cortinas de tul, la roja alfombra,
y derramando entre la grata sombra,
mi regalo de flores su fragancia.
El piano abierto; en el atril alguna
romanza que cantaste en la mañana;
el tibio ambiente que a la luz se aduna,
y el tembloroso rayo de la luna
prendido en el cristal de la ventana.
¿Qué viento de armonías celestiales,
de músicas y besos, suena en torno?
De mi lámpara, en grupos desiguales,
asciende el humo en blancas espirales
y dibuja en la sombra tu contorno.
¡Allí estás, sueño mío! No te escondas
que ya mis ilusiones vuelan francas,
del pecho surgen en lumíneas ondas
tal como surgen de las verdes frondas
ebrias de miel las mariposas blancas!…
No te escondas, que ya mis alegrías
son flores que abren el marchito broche;
derrama luz sobre las sombras mías,
y déjame decir como Tobías:
hay un ángel en medio de mi noche!
complice del recuerdo que me exalta;
lo abro temblando, a la memoria ayudo,
y en el silencio de mi hogar desnudo
me pongo a meditar sobre tu falta.
Mi espíritu despierto emprende el viaje,
y libre del afán que lo consume,
vuela al pasado para ver tu traje,
besar su falda de crujiente encaje
y embriagarse otra vez con su perfume.
El labio tiembla entonces y te nombra,
y vuelvo a verme en la risueña estancia;
las cortinas de tul, la roja alfombra,
y derramando entre la grata sombra,
mi regalo de flores su fragancia.
El piano abierto; en el atril alguna
romanza que cantaste en la mañana;
el tibio ambiente que a la luz se aduna,
y el tembloroso rayo de la luna
prendido en el cristal de la ventana.
¿Qué viento de armonías celestiales,
de músicas y besos, suena en torno?
De mi lámpara, en grupos desiguales,
asciende el humo en blancas espirales
y dibuja en la sombra tu contorno.
¡Allí estás, sueño mío! No te escondas
que ya mis ilusiones vuelan francas,
del pecho surgen en lumíneas ondas
tal como surgen de las verdes frondas
ebrias de miel las mariposas blancas!…
No te escondas, que ya mis alegrías
son flores que abren el marchito broche;
derrama luz sobre las sombras mías,
y déjame decir como Tobías:
hay un ángel en medio de mi noche!
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