A Leandro

En la pequeña luz de Sesto pone
desde el puerto los ojos i, atreuido,
rompe Leandro el mar que, embravecido,
a sus intentos más i más se opone.

Mas él cuida[n]do que la muerte abone
su grande amor, se ofrece al conocido
peligro i, de las ondas ya vencido,
a amansallas en vano se dispone.

“Ondas”, dixo muriendo, “si consiente
vuestro furor de un triste amante el ruego,
sed por un rato a mi dolor piadosas;

“Frenad el curso a la veloz corriente,
mostraos benignas sólo mientras llego,

Fábula 20: El Caballo y el Ciervo

Perseguía un Caballo vengativo
a un Ciervo que le hizo leve ofensa;
mas hallaba segura la defensa
en su veloz carrera el fugitivo.

El vengador, perdida la esperanza
de alcanzarlo y lograr así su intento,
al hombre le pidió su valimiento
para tomar del ofensor venganza.

Consiente el hombre, y el Caballo airado
sale con su jinete a la campaña.
Corre con dirección, sigue con maña,
y queda, al fin, del ofensor vengado.

Muéstrase al bienhechor agradecido;
quiere marcharse libre de su peso,

Naufragio, El

Dividiendo las olas orgullosa,
el ancho lino desplegada al viento
y dócil al timón, la nave altiva
miraba cerca el anhelado puerto.
Destacando la esbelta, arboladura
de la neblina sobre el fondo denso,
una inmensa gaviota parecía
el mar rozando en caprichoso vuelo.
Ya traspuesta la barra peligrosa,
el timonel se descuidó, inexperto;
chocó la quilla con oculto escollo,
torcó su rumbo y se inclinó ante el viento.
Golpe tras golpe, las revueltas olas
destrozan los rendidos masteleros,

Estando para Comulgar

Si os trae mi amistad y compañía,
Señor, aquí os espero, despedido
de otra cualquiera que haya pretendido
tener no vuestra la ignorancia mía.

Entrad en la morada oscura y fría,
dalde luz y calor no merecido:
seréis en ella güésped recebido
con lágrimas de amor y de alegría.

Renovalda, Señor, con vuestra diestra
de nuevos edificios y reparos;
que por morada propia os la consigno.

Obrad en ella como en cosa vuestra;
sólo de mí tendréis el confesaros
con humildad que soy de Vos indigno.

Dos Conejos, Los

Por entre unas matas,
seguido de perros
(no diré corría),
volaba un Conejo.
De su madriguera,
salió un compañero,
y le dijo: “—Tente,
amigo; ¿qué es esto?
”—¿Qué ha de ser?—responde—;
sin alientos llego…
dos pícaros galgos
me vienen siguiendo.
”—Sí—replica el otro—,
por allí los veo…
Pero no son galgos.
—¿Pues qué son?—Podencos.
”—¿Qué? ¿Podencos dices?
Sí, como mi abuelo.
Galgos y muy galgos,
bien vistos los tengo.
”—Son podencos: vaya,
que no entiendes de eso.

Parietaria y el Tomillo, La

Yo leí, no sé dónde, que en la lengua herbolaria,
saludando al Tomillo la hierba Parietaria,
con socarronería le dijo de esta suerte:
“¡Dios te guarde, Tomillo!: lástima me da verte;
que aunque más oloroso que todas estas plantas,
apenas medio palmo del suelo te levantas.”
Él responde: “Querida: chico soy, pero crezco
sin ayuda de nadie. Yo sí te compadezco;
pues por más que presumas, ni medio palmo puedes
medrar si no te arrimas a una de esas paredes.”
Cuando veo yo algunos que de otros escritores

A Solas

Yo soy muy pobre, pero un tesoro
guardo en el fondo de mi baúl:
una cajita color de oro
que ata un brillante listón azul.
La abro ¿qué tiene?… Hojas de rosas,
secas reliquias de un viejo amor,
alas sin polvo, de mariposas,
mirtos, gardenias y tuberosas…
¡Muchos recuerdos en cada flor!

El amuleto que ató a mi cuello
mi santa madre cuando marché;
el blondo rizo de aquel cabello
que tantas veces acaricié.
¡Cómo me alegra la fecha escrita
en esta opaca cruz de marfil!
¡Ah, virgen mía, mi virgencita,

Aradores, Los

¡Oh, qué bien ante mis ojos
por la ladera pendiente
sobre la esteva encorvados
los aradores parecen!
¡Cómo la luciente reja
se imprime profundamente
cuando en prolongados surcos
el tendido campo hienden!
Con lentitud fatigosa
los animales pacientes,
la dura ceryiz alzada,
tiran del arado fuerte.
Anímalos con su grito
y con su aguijón los hiere
el rudo gañán, que en medio
su fatiga canta alegre.
La letra y pausado tono
con las medidas convienen
del cansado lento paso

A una Mujer

Mirarte sólo en mi ansiedad espero,
sólo a mirarte en mi ansiedad aspiro,
y más me muero cuanto más te miro,
y más te miro cuanto más me muero.

El tiempo pasa por demás ligero,
lloro su raudo, turbulento giro
y más te quiero cuanto más suspiro,
y más suspiro cuanto más te quiero.

Deja a tu cuello encadenar mi brazo,
y al blando son con que nos brinda el remo,
la mar surquemos en estrecho lazo.

Ni temo al viento ni a las ondas temo,
que más me quemo cuanto más te abrazo,
y más te abrazo cuanto más me quemo.

Lo Que es Casarse

Formar una pasión de dos pasiones,
fundir en un derecho dos derechos,
fraguar un lecho noble de dos lechos
y atar a una ambición dos ambiciones.

Juntar en un soñar dos ilusiones,
forjar un techo santo de dos techos,
hacer un pecho puro de dos pechos,
sumar un solo amor dos corazones.

Anudar en un lazo dos divisas,
formar un solo trino de dos risas,
dos miradas fundir una mirada.

Dos llantos enlazar un solo llanto,
dos canciones prender un solo canto,
¡esto es casarse y lo demás no es nada!

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